En Usera, uno de los distritos madrileños más castigados por el paro, se ubica la calle Del empleo juvenil, aledaña a la Plaza de las Promesas. Esto es solo una anécdota que, sin embargo, ilustra a la perfección la situación que vive la Unión Europea, donde existen 5,7 millones de jóvenes sin empleo y, de momento, tan solo cuenta con una promesa de los líderes comunitarios para poner en marcha la Iniciativa de Empleo Juvenil a partir del 1 de enero de 2014.

 

 

 

 

La lacra del paro entre los más jóvenes afecta a casi una de cada cuatro personas de entre 16 y 24 años en la zona euro (con una tasa de desempleo juvenil del 24%) y en la Unión Europea (23,5%), según los últimos datos de marzo de la oficina de estadística europea (Eurostat).

Pero este problema es especialmente alarmante en países como Grecia, donde seis de cada diez jóvenes están desempleados. O en España, cuya tasa de paro juvenil asciende al 56%, lo que le ha convertido en el Estado europeo con mayor número absoluto de jóvenes sin trabajo: casi un millón.

En los últimos meses las voces de alarma por esta situación empiezan a escucharse de forma creciente en los más altos niveles de los Gobiernos europeos, encabezados por los líderes de los Ejecutivos, alemán, francés, italiano y español; así como por parte de otras instituciones privadas.

Precisamente ayer el Instituto Berggruen para la Gobernanza Europea organizó unas jornadas en París que, bajo el título Europa: las próximas etapas, reunió a los líderes de los citados países para buscar soluciones contra el paro juvenil.

En concreto, tratarán de concretar un plan, denominado New Deal, recientemente diseñado por el eje franco-alemán –al que se acaba de sumar España– consistente en movilizar hasta 60.000 millones de euros en créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para las empresas que den empleo a los más jóvenes en toda la Unión Europea.

A principios de año los fondos comunitarios para combatir esta lacra lograron colarse, aunque fuera de forma simbólica, en el presupuesto comunitario. En concreto, se aprobó una partida bastante escueta de unos 6.000 millones destinados a financiar la denominada Iniciativa de Empleo Juvenil (2014-2020). En teoría, el mencionado plan de créditos del BEI tendrá esta cantidad presupuestada como garantía.

En cualquier caso, la propuesta estrella de esta iniciativa, y a la que estará destinada toda la partida del presupuesto comunitario, es el establecimiento de la denominada garantía juvenil, que consiste en que un joven menor de 25 años que termine sus estudios o se quede en paro deberá recibir en los cuatro meses siguientes o una oferta de empleo, de formación, aprendizaje o prácticas.

Frenar la aparición de nuevos ‘ni-ni’

Se trata de evitar la existencia y generación de nuevos ni-ni, que es como se ha denominado coloquialmente en España al colectivo de jóvenes que ni trabajan ni estudian. De hecho, la garantía juvenil se justifica en una evidencia que muestran los datos estadísticos en toda europa: a más formación, menos tasa de paro.

Así, las tasas de desempleo de los jóvenes que solo han cursado estudios primarios por lo general suelen duplicar las de aquellos que tienen formación universitaria en los principales países comunitarios (ver gráfico).

A la garantía juvenil podrán acogerse todos aquellos Estados cuya tasa de paro juvenil supere el 25%. Esto deja fuera, por ejemplo, a Alemania (7,6%), Holanda (10,5%), Dinamarca (14,5%), Reino Unido (20%) o Bélgica (22,4%).

Está previsto que los trabajos preparatorios para la puesta en marcha de esta garantía juvenil se inicien en octubre para que esté plenamente lista a partir del próximo 1 de enero.

Tras las negociaciones llevadas a cabo por el Ejecutivo Español en Bruselas, a España le corresponderán cerca de 1.000 millones de estos fondos para luchar contra el desempleo juvenil. Esto supondrá un tercio de la financiación de la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Juvenil, recientemente aprobada por el Ministerio de Empleo. Además, el Fondo Social Europeo destinará otros 900 millones a la financiación de esta iniciativa.

Si bien, a pesar de que la ley española que regula esta estrategia asegura en su exposición de motivos que las cien medidas incluidas en ella están destinadas a cumplir la garantía juvenil, esta no se ha articulado legalmente de forma completa.

Junto a esta Estrategia, el Gobierno español sigue a la búsqueda de fórmulas y alianzas para combatir esta problemática. Para ello, la pasada semana la ministra de Empleo, Fátima Báñez, firmó un acuerdo con su homóloga alemana para que Alemania dé empleo a unos 5.000 jóvenes españoles al año mediante la formación dual.

El espejo del modelo de formación dual en Alemania

 

Alemania tiene una tasa de paro juvenil que despierta envidia entre sus vecinos de la UE: un 7,6% del total de la población activa de esa edad, cuando ese porcentaje llega al 26,5% en Francia, al 38,4% en Italia o al 55,9% en España.

Esas diferencias se deben al éxito obtenido por las autoridades germanas con el programa de formación profesional dual. Este permite compatibilizar formación práctica y teórica. Los contenidos teóricos se imparten durante dos días, mientras que los prácticos se reparten en tres. La capacitación completa dura entre dos y tres años y medio. El sistema está financiado por las empresas, que pagan una remuneración a los aprendices, y el Estado, que cubre las escuelas profesionales.

Italia baraja que los máyores cedan horas de trabajo a los jóvenes

 

El Ejecutivo presidido por Enrico Letta también está trabajando en medidas alternativas que frenen la sangría de destrucción de empleo entre los ocupados más jóvenes.

Yuna de las ideas que más cuerpo está adquiriendo es la posibilidad de reducir las horas de trabajo a los empleados mayores para que los más jóvenes ocupen esas horas como una forma de reducir el desempleo juvenil. Buena prueba de ello es la reunión que mantuvo recientemente el ministro de Trabajo, Enrico Giovannini, con sindicatos y patronal para discutir la idea de los denominados “contratos de traspaso generacional”. Además, se contemplan otras medidas para la reducción del desempleo, como los contratos temporales más flexibles para la entrada y salida del trabajador.

España no generalizará el contrato de emprendedores

 

Una de las medidas estrellas de la nueva reforma laboral, aprobada en febrero de 2012, era el contrato de emprendedores, que establecía un período de prueba de un año tras el cual el trabajador podía ser despedido sin indemnización. Con esa modalidad se buscaba eliminar las reticencias de los empresarios a contratar a jóvenes. Transcurrido un año, los resultados muestran que se han creado 102.000 puestos de trabajo y que el 65% de los contratos firmados en marzo de 2012 seguían vivos en abril de 2013. Pese a esa cifra, fuentes cercanas al Ejecutivo descartaron ayer generalizar esta modalidad de contratación, a la que hasta ahora solo se pueden adherir empresas de menos de 50 trabajadores.